¿Qué cachorro elegir dentro de la camada?


Se deben contemplar dos aspectos: la salud y el carácter del perro. El cachorro debe poseer sus papeles, en el caso que sea un perro de raza (certificado de apareamiento, certificado de nacimiento), sus certificados de vacunación, su libreta de tatuaje y ser objeto de un certificado de venta. Todo esto garantiza los antecedentes de un cachorro y su buen estado de salud, y permite disponer de un perro registrado en el Libro de Orígenes.
El criador debe presentar a todos los cachorros de la misma camada y a su madre. Esta última puede estar un poco flaca y tener los pezones lastimados, pero siempre debe tener un aspecto feliz, estar bien cuidada y parecer afectuosa. El cachorro no debe tener olor desagradable; sus excrementos deben ser de consistencia normal sin rastros de sangre; sus ojos brillantes; su nariz y sus orejas, limpios y su pelaje no debe presentar pelos sin brillo y quebradizos. Además, el cachorro debe ser alegre y juguetón, tanto con los demás perros de la camada como con los seres humanos. Tras la compra, es aconsejable consultar a un veterinario quien pondrá confirmar el buen estado de salud del animal y, sobre todo, efectuar la “visita de compra”.
Además, hay que verificar el espacio del que dispone el cachorro: cambiar de habitad no es agradable para el cachorro, pero si antes se encontraba en un espacio confinado y sin posibilidad de salir, la adaptación a su nuevo entorno será aún más difícil.

Entre todos los cachorros en buen estado de salud, la elección puede resultar muy difícil. El mejor método consiste en efectuar las pruebas de comportamiento establecidas por el etólogo norteamericana Campbell. Estas pruebas se deben practicar cuando los cachorros tienen siete semanas de edad, ya que antes de esta edad, el cachorro está aún muy influenciado por su madre y después, pasa por un período de fragilidad emotiva. Se deben realizar estas pruebas en un lugar cerrado y tranquilo, que el cachorro no conozca. La persona que las lleve a cabo deberá ser neutra y, por lo tanto, no tendrá que mostrar alegría ni cólera ni irritación durante el transcurso de las mismas.

Pruebas de Campbell
Las pruebas o tests de Campbell permiten definir las grandes líneas de la personalidad del cachorro. Pero siempre hay que tener presente que lo innato, incluso cuando es preponderante, se puede modificar mediante todos los cuidados que el nuevo amo prodiga a su perro. De esta manera, el amo podrá reforzar algunos aspectos de la personalidad del cachorro y debilitar otros.
Prueba de atracción social (prueba de atracción al hombre)
Puede efectuarse en un cachorro de aproximadamente siete semanas de edad.
Después de colocar suavemente al cachorro en el piso, aléjese algunos metros, bata levemente las palmas de las manos y observe el comportamiento del animal:
1- El cachorro acude inmediatamente, con la cola en alto, le salta encima y le mordisquea las manos.
2- El cachorro acude inmediatamente, con la cola en alto, le rasca las manos con las patas.
3- El cachorro acude inmediatamente moviendo la cola
4- El cachorro acude titubeando, con la cola baja.
5- El cachorro no acude

Prueba de dominación social (prueba de aceptación de la dominación del hombre)
Deberá realizarlo una persona desconocida para el cachorro.
Acaricie al cachorro, en posición de esfinge, ejerciendo presión sobre su cabeza y su espalda:
1- El cachorro se debate arañando, se voltea, gruñe y mordisquea.
2- El cachorro se debate y se voltea para arañar.
3- El cachorro se debate, se calma y le lame las manos.
4- El cachorro se da vuelta, tumbándose sobre la espalda, y le lame las manos.
5- El cachorro se aleja.

Prueba de aptitud para seguir al amo
Se practica con un solo cachorro a la vez y sin hablar.
Levántese y desplácese lentamente dentro del campo visual del cachorro:
1- Lo sigue inmediatamente, con la cola en alto, mordisqueándole los pies
2- El cachorro actúa de la misma manera, pero sin mordisquear.
3- Lo sigue inmediatamente, con la cola baja.
4- Lo sigue titubeando, con la cola baja.
5- No lo sigue y se aleja.

Prueba de dignidad (prueba de pérdida de control de la posición)
Deberá efectuarlo una persona desconocida para el cachorro.
Levante al cachorro con las dos manos colocadas debajo de su pecho y manténgalo así durante 30 segundos:
1- El cachorro se debate violentamente, gruñe y muerde.
2- Se debate violentamente.
3- Se debate, luego se calma y le lame las manos.
4- No opone resistencia y le lame las manos.



Prueba de obligación (prueba de aceptación de la contención)
Deberá realizarlo una persona desconocida para el cachorro.
Después tumbar de espalda suavemente al cachorro, manténgalo durante 30 segundos aplicándole una mano sobre el pecho.
1- El cachorro se debate violentamente y mordisquea.
2- Se debate hasta liberarse.
3- Se debate y luego se calma.
4- No opone resistencia y le lame las manos

Resultados:

Mayoría de respuestas 1:
Dominante agresivo. No se aconseja como perro de compañía. Podrá convertirse en un buen perro de trabajo o de guardia si se lo adiestra correctamente.
Mayoría de respuestas 2:
Dominante extrovertido. Perro de trabajo que requiere una educación firme.
Mayoría de respuestas 3:
Equilibrado y adaptable.
Mayoría de respuestas 4:
Sumiso. Animal poco adecuado para el trabajo.
Mayoría de respuestas 5:
Inhibido. Perro mal sociabilizado, imprevisible.
A veces, los resultados son contradictorios. Se aconseja entonces volver a comenzar las pruebas, ya que el contexto puede haber sido inadecuado (cachorro demasiado joven, comida, estrés, sueño, etc.)

Dr. Roberto Serviddio

ETAPAS DEL PARTO Y LACTACION EN NUESTRA PERRA


Etapa previa al parto

La vigilancia del período perinatal comienza con la visita a nuestro veterinario, que es sumamente indispensable para las perras de primera gestación  y las hembras con riesgo. Esta visita deberá efectuarse durante la octava (ultima)  semana de gestación.
El examen ginecológico que realiza el  veterinario  a nuestra perra,  permite descubrir los eventuales obstáculos para el parto. La presencia de bridas vaginales en las perras que van a tener cría por primera vez puede perturbar la expulsión de los cachorros.
Una o varias radiografías abdominales durante este período permiten contar el número de cachorros con mayor precisión que la ecografía. Este examen permite además detectar eventuales anormalidades que a menudo son causa de distocias (dificultad para expulsar a  la cría), como la estrechez de la pelvis ósea, las momificaciones fetales  o incluso las desproporciones entre el cachorro y la madre. Sin embargo, hay que destacar que las posiciones fetales detectadas por radiografía no son una buena medida para evaluar los posibles problemas que se pueden presentar en el parto, ya que pueden modificarse a último momento (rotación de 180º).
Eventualmente, una ecografía del útero ayudará a apreciar la vitalidad de los cachorros mediante la visualización de los latidos cardíacos.

Signos precursores del parto

Durante la semana anterior al parto se produce generalmente un cambio en el comportamiento de nuestra  perra: recoge diferentes objetos para hacer su nido, busca un lugar tranquilo o, por el contrario, busca nuestra compañía. La disminución del apetito, la constipación y el desarrollo de las mamas son signos que no siempre aparecen, sobre todo si nuestra  perra que pare por primera vez, en las que la producción de leche puede comenzar el día del parto y a veces en los días que siguen al nacimiento.
En los tres días anteriores al parto, la vulva se hincha y se relaja por efecto de una hormona que se llama estrógeno, lo cual, a veces provoca en la perra manifestaciones de falso celo. La temperatura rectal baja 1ºC en las 24 hs. previas al parto. Es posible utilizar este indicador si  tomamos la temperatura de nuestra  perra a la mañana y a la noche, durante los 4 días que anteceden a la supuesta fecha de parto. La disminución de 1ºC con respecto a la media de los 4 días precedentes señala la inminencia del parto.
Esta hipotermia transitoria es concomitante de la caída en la sangre  de otra hormona que se llama progesterona.  Estos dos exámenes reflejan la madurez del feto e indican que el nacimiento puede ocurrir naturalmente o por cesárea sin mayor riesgo para los recién nacidos; a este respecto, debemos señalar que la inducción medica del parto es sumamente peligrosa en la especie canina.
Por último, la eliminación del tapón mucoso proveniente del cuello del útero indica la inminencia del parto y precede en algunas horas (24 a 36) como máximo a las primeras contracciones.

Desarrollo normal del parto
Por lo general no es necesario intervenir durante el parto, salvo si se ha detectado algún riesgo particular en la visita prenatal.
Los primeros signos del parto en nuestra perra  aparecen alrededor de los 63 días siguientes a la fecundación. Una gestación de 65 días comienza a ser sospechosa. A los 70 días es francamente anormal.
Las primeras contracciones conciernen al útero y no se detectan exteriormente, salvo por la nerviosidad de la perra, que a menudo se observa los flancos. La anorexia (perdida del apetito) es común durante esa fase y llega a veces hasta el vómito. Esta fase preparatoria dura en promedio de 6 a 12 horas, pero puede llegar a durar hasta 36 horas si nuestra perra va a parir  por primera vez. Si estamos preocupados  podremos comprobar la dilatación vaginal en este estadio utilizando uno o dos dedos cubiertos con un guante de látex y aprovechar esta manipulación para detectar la eventual presencia y posición del cachorro encajado.
El encajamiento del primer cachorro en el conducto pélvico provoca contracciones visibles de la musculatura abdominal  que completan los esfuerzos expulsivos del útero y que deben terminar en menos de tres horas con la ruptura de la primera bolsa de aguas (alantoides). La segunda bolsa de aguas (amniótica) que contiene el cachorro puede entonces aparecer en la vulva (como máximo, 12 horas después de la pérdida de las aguas). Si la membrana amniótica no se ha roto durante el paso del cachorro, nuestra perra se encargará de hacerlo inmediatamente después de la expulsión. Luego corta el cordón umbilical y lame el tórax del recién nacido, estimulando así sus primeros movimientos respiratorios.
Solo es necesario que intervengamos  en este estadio en caso de que el cachorro se presente de nalgas (alrededor del 40 % de las presentaciones que tardan más tiempo en ser expulsados), ayudando a la perra  mediante tracciones leves sincronizadas con las contracciones abdominales, o si el cachorro permanece sin moverse a pesar de la estimulación materna. En este caso hay que verificar la ausencia de obstrucción de las vías aéreas superiores (frecuente en la presentación de nalgas), liberarlas con una pera de enema o mediante movimientos centrífugos que favorecen también el aflujo de sangre al cerebro. Si estas maniobras resultan ineficaces, será necesario recurrir al agua fría o a los estimulantes respiratorios. Por lo general cada cachorro es seguido a los 15 minutos por sus anexos (placenta…salvo en caso de contracciones intensas), que suelen ser ingeridos por la madre. Las expulsiones de los cachorros siguientes se suceden a intervalos que van de pocos minutos a media hora. No obstante, una demora superior a 2 horas entre dos expulsiones indica una anomalía, como una inercia uterina (falta de contracción)  primaria (debido a la fatiga, a una hipoglucemia o a una hipocalcemia) o secundaria a un obstáculo (presentación trasversal, encajamiento simultáneo de dos fetos, obstrucción de conducto pélvico). Entonces es necesaria una intervención médica o quirúrgica.

Cuidados posnatales
Una precaución importante consiste en colocar a cada recién nacido frente a un pezón, cuando nuestra perra  no lo hace espontáneamente, para que pueda mamar el calostro (primera leche). Los anticuerpos que contiene el calostro confieren al cachorro una inmunidad denominada pasiva, para diferenciarla de la inmunidad activa obtenida por vacunación o después de una infección.
Cuando el número de recién nacidos es inferior a las previsiones radiológicas, se debe realizar una nueva radiografía abdominal que permitirá localizar al o a los cachorros faltantes, lo cual evita una cesárea inútil si se los encuentra. En efecto, no es raro que una perra ingiera a los nacidos muertos juntamente con las placentas.
Ciertos medicamentos  favorecen el vaciamiento y la involución uterina. Algunas prevenciones higiénicas simples permiten prevenir las infecciones ascendentes del útero durante la expulsión de loquios (secreción vaginal verdosa que se produce durante los 3 a 7 días  siguientes al parto).

 El uso sistemático de antibióticos resulta una aberración desde el punto de vista económico, médico y sanitario, puesto que los antibióticos no solamente pasan a la leche e intoxican a los cachorros (malformaciones en el esmalte dental), sino que también seleccionan gérmenes resistentes contra los cuales el antibiótico no podrá actuar más tarde.

Lactación en la perra
Si nuestra perra  no vive a gusto su maternidad, que está contrariada en la elección de su nido o incluso que ha sido anestesiada para una cesárea, presentará  clásicamente un retraso en el inicio de la lactación.
Esta situación puede tratarse modificando las condiciones ambientales o utilizando algún medicamento que tenga una acción estimuladora de la secreción de prolactina (hormona que promueve la secreción de leche) a nivel del sistema nervioso central.
Una vez expulsados los primeros cachorros, la secreción de leche se auto mantiene por un mecanismo neurohumoral reflejo. El amamantamiento o el masaje de las mamas estimulan la secreción de otra hormona, la oxitocina, que a su vez estimula el paso de la leche hacia los conductos lactíferos. Este fenómeno es naturalmente proporcional al número de cachorros amamantados y permite adaptar la producción de leche al apetito de los cachorros, que de alguna manera pasan a ser prioritarios con respecto a la salud de la madre.


Producción de leche
La primera leche, denominada calostro, es secretada por nuestra perra durante los primeros días siguientes al parto. El calostro no tiene ni el aspecto ni la composición de la leche clásica. En efecto, tiene un color amarillento y translúcido a un punto que puede confundirse muy fácilmente con una secreción purulenta.
El calostro es mucho más rico en proteínas que la leche: además de sus virtudes nutritivas, permite estimular la primera defecación de los cachorros y aporta el 95% de los anticuerpos (inmunoglobulinas) necesarios para su protección contra las infecciones. De esta manera, nuestra perra, le  transmite pasivamente a sus cachorros  su “memoria inmunitaria” por un período de 5 a 7 semanas, hasta que  sean capaces de defenderse activamente contra las agresiones infecciosas.
Los cachorros serán capaces de absorber estas “defensas maternas” durante un período no mayor de las 48 horas siguientes al parto. Pasado este tiempo, los anticuerpos serán destruidos por el estómago antes de su absorción y perderían toda su eficacia. Los cachorros estarán entonces protegidos sólo por los anticuerpos que hubieran atravesado la barrera placentaria durante la gestación (no más del 5 %).
A los pocos días, el calostro es reemplazado por la leche, cuya composición depende del tamaño de la raza (las razas grandes tienen una leche más rica en proteínas), las aptitudes genéticas individuales y de la mama considerada (las mamas posteriores son más productivas).
La lactancia dura en promedio unas seis semanas después del parto con un pico de producción máxima hacia la tercera semana.
En las semanas siguientes, la disminución de la producción de leche incita a la madre a regurgitar los alimentos para complementar la alimentación de nuestros  cachorros, los cuales espontáneamente comienzan a interesarse por el comedero de la madre. Este período marca el inicio de un destete progresivo, que terminará alrededor de la sexta semana cuando los cachorros reemplacen definitivamente la leche por el alimento de crecimiento.
La cantidad de leche que produce nuestra perra  puede evaluarse pesando a los cachorros regularmente, antes y después de mamar. Estas mediciones han permitido establecer una curva de lactación en función de los parámetros que la influencian directamente (peso y tamaño de la madre, cantidad de cachorros alimentados) y proponer una ecuación predictiva que permite estimar la exportación de leche.
Así, se puede estimar que una perra Labrador de 32 Kg que amamanta a 8 cachorros producirá 2,4 veces su propio peso en leche para criar a su camada.
Sin embargo, sería muy presuntuoso querer “encerrar” una producción lechera en una ecuación que debería tener en cuenta también parámetros como la temperatura en la maternidad, el consumo de agua de la madre, el rango de su camada y su nivel de estrés, por citar sólo a los más importantes motivos de variación.
Esta ecuación permite, no obstante, evaluar con una precisión relativa la cantidad de leche producida, en el pico de la lactación, a un 4% de la producción total. Esta misma perra producirá por lo tanto alrededor de 3 litros de leche por día en el apogeo de la lactación, lo cual requiere naturalmente una considerable adaptación nutricional para evitar que adelgace demasiado durante este período, que debe considerarse como el más agotador y exigente de su ciclo sexual. 


                                                                                                                         Dr. Roberto Serviddio